Así ha cambiado nuestra manera de trabajar con el móvil...
Internet evoluciona de tal manera que ha modificado y modifica la forma de realizar nuestro trabajo día a día.
El mundo de lo digital evoluciona a una velocidad enorme.
Muchos hemos crecido con internet como novedad, como una
evolución de medios de comunicación tradicionales, pero las nuevas generaciones
están naciendo con la red como soporte indisoluble de su día a día. Y no solo
para trabajar, también para socializar a todos los niveles. El paradigma ha
cambiado en apenas una década de forma radical.
Lo que internet nos
ha brindado en los últimos años ha sido un salto cualitativo a la hora de
trabajar y de exponer lo que hacemos día a día tanto en lo personal como en lo
profesional.
En todo ese proceso han hecho su aparición diferentes soportes:
comenzamos con el ordenador y acabamos con las tabletas y los móviles. Estos
últimos se han llevado el gato al agua y son nuestro pan de cada día a cada
paso que damos
Ya no llamamos;
mandamos Whatsapps en texto y enviamos mensajes de audio. Esto está haciendo
precisamente que las compañías ofrezcan mejores tarifas de datos y dejen “de
lado” las llamadas.
Algo tan sencillo como esto ha cambiado nuestra manera de
trabajar, de pasar el día a día en la oficina y en casa. Estamos conectados
constantemente y esta situación define nuestra manera de actuar.
¿Cómo trabajamos
ahora?
El móvil ha
desplazado al ordenador portátil como herramienta de trabajo.
Consultamos el correo, acudimos a conferencias en vídeo sin
movernos del sitio, hacemos uso de herramientas de ofimática para editar
archivos que compartimos en la nube, etc. Antes, todas estas tareas eran
exclusivas del PC; ahora, ni siquiera necesitas un enchufe para ejecutarlas en
tiempo real y desde la palma de la mano.
El sistema de
compartir archivos en una oficina era tosco aunque funcional
Recuerdo cuando, hace no más de una década, queríamos
compartir archivos en la oficina.
La solución más viable, pero también más
engorrosa, era establecer una red local donde todo el mundo arrastrara sus
archivos ya editados. Cualquier modificación necesaria implicaba avisos a viva
voz para que nadie pisara los cambios.
Era un sistema funcional, pero tosco y
del paleolítico digital si lo comparamos con la actualidad.
Y llegó la nube...la solución se ha llamado “nube”.
No solo arrojamos archivos
a internet para compartirlos con nuestros compañeros de oficina, sino que
también los podemos editar en tiempo real de manera dinámica, con control de
cambios y sin pisar el trabajo de nadie. Todo directamente desde el móvil o la
tableta con un teclado por Bluetooth para mayor comodidad. Los pendrives
nacieron hace nada y ya están muertos.
¿Y el email?
El correo electrónico
también ha cambiado gracias a esta tecnología. Ya no es algo vinculado
exclusivamente a un ordenador; ahora es un asunto del móvil. Recibimos correos
en cualquier parte y a cualquiera hora, sin diferencia de lo que estamos
haciendo en ese momento. Y esto nos lleva a contestarlos, a trabajar fuera de
horas “oficiales” y a desconectar menos que antes.
Es una de las consecuencias
“negativas” que ha traído la explosión tecnológica actual.
La tecnología nos ha
“atado” al teléfono móvil
Todavía no somos los seres biónicos que nos dibujan las
novelas y las películas de ciencia-ficción, pero lo cierto es que no debe
quedar demasiado para ello. Aunque físicamente no tenemos los implantes en el
cuerpo, ya los llevamos encima “vestidos” en nuestro día a día. Porque a estas
alturas la tecnología ha dejado de ser un complemento para pasar a formar parte
periférica de nuestro organismo.
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