Perfil de la mujer maltratada


El maltrato suele aparecer siempre de la misma manera y ocasiona en las mujeres efectos comunes. Puede aparecer en una mujer de cualquier clase social. Aunque no existe un perfil único de mujer maltratada, existen una serie de características comunes en todas las víctimas: el abuso se inicia entre los 17 y 28 años; en la mitad de los casos hay antecedentes de episodios depresivos previos al abuso, y la dependencia o tendencia a establecer relaciones asimétricas con el otro sexo, aceptando reglas patriarcales en la relación.

La infancia

A menudo la mujer ha sufrido malos tratos en la infancia y ha desarrollado una baja autoestima y una alta tolerancia a la violencia, ya que se trata de un modelo aprendido antes.

El síndrome de la mujer maltratada

El maltrato continuado genera en la mujer un proceso patológico de adaptación que se denomina Síndrome de la mujer maltratada. Este síndrome se caracteriza por:
  • Indefensión aprendida: tras fracasar en su intento por contener las agresiones, y en un contexto de baja autoestima reforzado por su incapacidad por acabar con la situación, la mujer termina asumiendo las agresiones como un castigo merecido.
  • Pérdida del control: la mujer piensa que la solución a las agresiones deben venir del exterior, se vuelven pasivas y esperan las directrices de terceras personas.
  • La mujer no reacciona: decide no buscar más estrategias para evitar las agresiones y su respuesta ante los estímulos externos es pasiva. Su aparente indiferencia le permite autoexigirse y culpabilizarse menos por las agresiones que sufre pero también limita su capacidad de oponerse a éstas.
  • Se identifica con su agresor: la víctima cree merecer las agresiones e incluso justifica, ante críticas externas, la conducta del agresor. Es frecuente que aparezca el llamado síndrome de Estocolmo que se da frecuentemente en secuestros y situaciones límite con riesgo vital y dificulta la intervención externa. Por otra parte, la intermitencia de las agresiones y el paso constante de la violencia al afecto, refuerza las relaciones de dependencia por parte de la mujer maltratada, que empeoran cuando la dependencia también es económica.

Los rasgos de la mujer maltratada

  • Se cree todos los mitos acerca de la violencia doméstica.
  • Tiene una baja autoestima.
  • Se siente culpable por haber sido agredida. -
  • Se siente fracasada como mujer, esposa y madre.
  • Siente temor y pánico.
  • Tiene una falta de control sobre su vida.
  • Padece sentimientos encontrados: odia ser agredida pero cree que le han pegado por su culpa, que se lo merecía.
  • Se siente incapaz de resolver su situación.
  • Cree que nadie le puede ayudar a resolver su problema.
  • Se siente responsable por la conducta del agresor.
  • Se aísla socialmente.
  • Está en riesgo de caer en diversas adicciones.
  • Acepta el mito de la superioridad masculina.
  • Teme al estigma del divorcio

Baja autoestima

La autoestima y el valor que estas personas se dan a sí mismas es muy bajo: esto no tiene nada que ver con su nivel intelectual. A menudo son mujeres con un historial muy pobre de cariño y afecto. Procedentes de familias en las que se han valorado otras cosas, están acostumbradas a ser poco valoradas por el entorno o a que no se les preste atención, con que, cuando su pareja lo hace en los primeros momentos, les resulta algo normal o al menos conocido. Lo pueden incluso aceptar como parte habitual en sus relaciones y no se quejan hasta que es demasiado tarde.Realmente, el hecho de tener alguien con quien compartir sus vidas, las convierte en muy dependientes de esta relación y es un factor que ayuda a la perpetuación del problema.

El gran secreto

Una faceta del maltrato terrible, más incluso que el maltrato en si, es el secreto en el que se convierte. No se cuenta porque averguenza. No se cuenta porque, en el fondo se piensa que quizás o seguro, nos lo merecemos por no ser como deberiamos. Cuando una mujer no se atreve a confesar este secreto es que no tiene apoyo a su alrededor, ni en la familia ni en los amigos. Por eso es tan importante la labor de profesionales.

Mujeres poco valoradas

Suelen tener un concepto de sí mismas muy pobre, no desarrollan sus potenciales en otras áreas y se quedan aisladas en casa. En otras ocasiones están bien situadas y tienen trabajos estables si consiguen valorarse a sí mismas por los logros en el trabajo, aunque las demás áreas estén afectadas.

Progresivo aislamiento

Una víctima de maltrato cada vez se encuentra más aislada de su entorno social: sus relaciones sociales disminuyen desde el principio, ya que el maltratador le inculca el miedo para que no pueda comunicarse con nadie.

Suelen fijarse en personas aparentemente muy seguras de sí mismas

Las mujeres maltratadas euelen elegir a personas que aparentan seguridad en sí mismas. esto se contrapone a su propia personalidad y por ello aprenden en un primer momento de la relación a idolatrarlas. Se produce una ilusión ante la relación que es un engaño ya que nada es tan bueno. Su necesidad de protección las lleva a buscar a este tipo de personas, realmente, más tarde esto se vuelve en su contra.

Siempre los demás importan más que una misma

Debido a su necesidad de afecto y de valoración por parte de los demás, se dedican a dejar de lado sus necesidades y a cubrir las de su pareja. No soportan la idea de ser abandonadas y de no ser queridas para siempre. Muestran una dedicación absoluta hacia sus parejas que demuestra su enorme dependencia emocional: llamadas a todas horas, necesidad de estar juntos en cada momento, preocupación excesiva por todas sus cosas. Todo esto es el caldo de cultivo que ayuda al maltratador a empezar a actuar. El maltratador sabe cuales son los puntos débiles de su pareja y la atacará por ahí. Por eso son habituales las críticas, los resentimientos, las culpabilidades, etc. La víctima acaba por creerlo todo y se hunde en un pozo sin salida.

Un gran miedo a la soledad

La mujer tiene un gran miedo a la ruptura y a la soledad cuando todo acaba y eso les ayuda a mantener la relación y a no terminar con ella.
Cuando, por fin, consiguen terminarla se encuentran perdidas y por ello a veces vuelven a perdonar al agresor o a citarse con él de vez en cuando con la idea de que no volverán a engancharse. Este tipo de incoherencias de pensamiento son muy habituales y forman parte del trastorno emocional en el que se hayan sumergidas.

La ansiedad y la depresión son síntomas típicos

Las mujeres maltratadas se sienten tristes y abatidas y por ello se muestran, a menudo, pasivas ante el problema e indefensas.

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