martes, 2 de diciembre de 2014

SABIAS QUE LA EPILEPSIA NO ES TAN FIERA COMO LA PINTAN... LA HACEMOS FIERA.



La epilepsia (del latín epilepsĭa, y este del griego ἐπιληψία, intercepción) es un trastorno provocado por un desequilibrio en la actividad eléctrica de las neuronas de alguna zona del cerebro.

Esta enfermedad ee caracteriza por uno o varios trastornos neurológicos que dejan una predisposición en el cerebro a padecer convulsiones recurrentes, que suelen dar lugar a consecuencias neurobiológicas, cognitivas y psicológicas.

Una convulsión o crisis epiléptica o comicial es un evento súbito y de corta duración, caracterizado por una anormal y excesiva o bien sincrónica actividad neuronal en el cerebro.

Las crisis epilépticas suelen ser transitorias, con o sin disminución del nivel de consciencia, movimientos convulsivos y otras manifestaciones clínicas.

La epilepsia puede tener muchas causas.

Puede tener origen en lesiones cerebrales de cualquier tipo (traumatismos craneales, secuelas de meningitis, tumores, etc.) pero en muchos casos no hay ninguna lesión, sino únicamente una predisposición de origen genético a padecer las crisis.

Cuando no hay una causa genética o traumática identificada se llama Epilepsia idiopática y los genes desempeñan un papel de modulación del riesgo de que ocurra un episodio y también en la respuesta al tratamiento.

Para diagnosticar un paciente epiléptico se requiere conocer los antecedentes personales y familiares y, por lo general, se corrobora con un electroencefalograma (EEG). 

Forman parte del diagnóstico estudios de imagen, mientras que se reservan los procedimientos diagnósticos más especializados para casos muy puntuales.

El tratamiento habitual consiste en la administración de medicamentos anticonvulsivos aunque se puede recurrir a la cirugía en casos de tratamiento muy difícil 

La epilepsia causa múltiples efectos en la vida cotidiana del paciente, de manera que el tratamiento debe incluir el abordaje de estos efectos.

El término epilepsia puede resultar confuso, ya que en el se suele utilizar indiscriminadamente para toda aquella persona que presenta una convulsión, de tal manera que un individuo puede haber tenido una convulsión por niveles bajos de azúcar en la sangre o un niño con una fiebre alta

No obstante, la epilepsia describe un trastorno en el que una persona tiene convulsiones recurrentes en el tiempo debido a un proceso crónico subyacente, de causa desconocida o no.

No todas las personas que padecen una convulsión son diagnosticada como epilepticos.

Para que una persona sea diagnosticada de epilepsia es necesario que haya presentado episodios de crisis epilépticas o un episodio asociado a hallazgos patológicos en el electroencefalograma

Las crisis epilépticas se clasifican en función de la sintomatología que presentan, y cada tipo/subtipo se cree que representa un mecanismo fisiopatológico y sustrato anatómico.

La caracterización del tipo de crisis epiléptica no solo tiene implicaciones descriptivas de cómo es la crisis, sino que es una entidad diagnóstica en sí misma, con implicaciones etiológicasterapéuticas y pronósticas peculiares.

Cada tipo de epilepsia tiene diferentes manifestaciones que se determinan a través del tipo de crisis epiléptica,..

El estudio del electroencefalograma no siempre informa que haya indicios de epilepsia porque muchas veces algunos cambios eléctricos se producen en zonas tan profundas dentro del cerebro que el electroencefalograma no los puede detectar.

Lo mismo que en las convulsiones, se diferencia también en las epilepsias entre formas generalizadas y focales, dependiendo de si están acompañadas de convulsiones generalizadas o focales.

La mayor parte de las epilepsias, según su etiología, son epilepsias residuales, esto es epilepsias como secuela, como “residuo”, de un trastorno cerebral anterior ya concluido.

Estas epilepsias residuales o de defecto pueden ser consecuencia de una enfermedad infecciosa durante el embarazo (por ej. larubeola), falta de oxígeno durante el nacimiento, por una encefalitis padecida durante la niñez o por una contusión cerebral sufrida a causa de un accidente.

Éstas son las denominadas epilepsias sintomáticas.

Por proceso epileptilco se entiende una enfermedad-epilepsia, consecuencia de una enfermedad neurológica progresiva (proceso en continuación, no concluido).

El ejemplo más importante y común en un proceso de epilepsia es el tumor cerebral; aunque también pueden conducir a una epilepsia los trastornos vasculares o algunas  enfermedades metabólicas..

Las epilepsias en las que se presume un origen orgánico, pero que aún no puede ser probado, se denominan epilepsias criptógenas (criptógena = origen oculto), mientras que las epilepsias idiopáticas son aquellas que tienen un origen hereditario y su cuadro clínico y hallazgos electroencefalográficos siguen un patrón rígido.

Una crisis epiléptica o convulsión ocurre cuando una actividad anormal eléctrica en el cerebro causa un cambio involuntario de movimiento o función del cuerpo, de sensación, de la capacidad de estar alerta o de comportamiento. La crisis puede durar desde unos segundos hasta varios minutos, e incluso en algunas crisis parciales pueden llegar a ser continuas, durando díassemanas o meses.

Los síntomas que experimenta una persona durante una crisis epiléptica dependen del lugar en el cerebro en el cual ocurre la alteración de la actividad eléctrica. Por lo tanto, el cuadro clínico varía dependiendo del tipo de síndrome epiléptico causante de las crisis. 


Se denominan crisis tonico-clónicas (también llamada de grand mal) a aquellas en el que el paciente pierde el sentido y se desploma, se pone rígido y tiene espasmos musculares

En las crisis parciales complejas, el paciente puede parecer confundido o aturdido y no podrá responder a preguntas ni a instrucciones.

Sin embargo, no todas las crisis son tan notables. Existen ataques muy leves (petit mal), los cuales apenas pueden ser percibidos por las personas de alrededor, siendo la única manifestación de la crisis epiléptica un parpadeo rápido o algunos segundos de mirada perdida con desconexión del medio; a este tipo de crisis epilépticas se les denomina  ausencias y son relativamente frecuentes durante la infancia.

La epilepsia así como las crisis epilépticas pueden en la actualidad recibir un  tratamiento  con resultados aceptables. 

En la mayoría de los casos, las epilepsias de la infancia se curan en la pubertad

Cuando la epilepsia se debe a una lesión claramente visible y esa lesión es eliminada quirúrgicamente, se reduce la intensidad y frecuencia o bien, en muchos casos, se cura la epilepsia.

Por lo tanto, al comienzo del tratamiento se examina al individuo, en busca de causas de la epilepsia que se puedan eliminar, por ejemplo, la operación de un tumor cerebral o la supresión o mitigación de un trastorno metabólico.

En otros casos esto no es posible, ya sea porque no se ha encontrado ninguna causa o porque ésta no pueda ser eliminada, como es el caso decicatrices, malformaciones en el cerebro o una predisposición inherente a las convulsiones. El objetivo en estos casos es la eliminación de los ataques por medio de medicamentos u operaciones quirúrgicas.

De cada diez pacientes tratados con medicamentos:  6 logran control de la epilepsia; 2 presentarán algún tipo de mejoría notable y 2 no experimentarán mucha mejoría.

En algunos casos un tratamiento quirúrgico puede ser más ventajoso que el farmacológico; esto sucede normalmente sólo en el caso de epilepsias focales y de momento afecta a menos de un 5 % de todos los enfermos epilépticos

La terapia “clásica” que se realiza en más del 90 % de todos los enfermos epilépticos es a través de medicamentos inhibitorios de las crisis conocidos como antiepilépticos.

Normalmente esta terapia medicamentosa se realiza a lo largo de muchos años.

Gracias a ello muchos de los pacientes tratados (un 60 % aproximadamente) reducen de manera importante la frecuencia de las crisis y en más del 20 % de los casos se consigue alguna mejora.

La tolerancia de los fármacos antiepilépticos (AED, por sus siglas en inglés) no es muy buena en general.

el médico debe escoger , como es lógico , el tipo de fármaco y la dosis más adecuada que evite el máximo posible los efectos secundarios.

El fármaco antiepiléptico concreto debe ser individualizado en función del síndrome epiléptico, tipo de crisis, edad del paciente, otras patologías que sufra el paciente, interacción con otros medicamentos, características específicas del paciente

No es aconsejable el cambio entre genéricos porque puede producir variar los perfiles farmacocinéticos con lo que se puede modificar el efecto deseado o aumentar los efectos secundarios.

La monoterapia debe ser la elección siempre que sea posible, y si esta fracasa una vez se ha asegurado que se han alcanzado niveles terapéuticos se debe cambiar a otro fármaco bajo estricta supervisión médica

La combinación de 2 fármacos solo debe ser considerada cuando hayan fracasado varios intentos de control de las crisis en monoterapia. Si a pesar de ello no se controlan, se deberá valorar con qué terapia estaba mejor controlado el paciente, teniendo en cuenta la frecuencia de aparición de crisis así como los efectos secundarios.

El tratamiento con un AED se debe iniciar ante una segunda crisis epiléptica. Ante un primer ataque epiléptico se debe considerar el inicio del tratamiento con AED si:

Existe déficit neurológico.

El EEG demuestra actividad epiléptica inequívoca.

La familia no quieren correr el riesgo de un segundo ataque epiléptico.

En las pruebas de imagen se observa alteración estructural.

Para optimizar la adherencia al tratamiento se debe:

Educación sanitaria a paciente y familia.

Disminuir el estigma que supone la enfermedad.

Utilizar prescripciones sencillas de cumplir.

Mantener buena relación entre los distintos niveles sanitarios y estos con la familia o cuidadores.

El control analítico de rutina no está recomendado, salvo indicación clínica. Se debe realizar control analítico 

si:

Existe ausencia de adaptacion al tratamiento.

Sospecha de toxicidad.

Tratamiento de las interacciones farmacocinéticas.

Situaciones clínicas específicas y muy puntuales tales como estatus epiléptico, embarazo, fallo orgánico.

La decisión para retirar la medicación se debe hacer en consenso con el paciente, la familia o cuidadores una vez que hayan comprendido el riesgo de un posible nuevo ataque, una vez tenida en cuenta el tipo de epilepsia, pronóstico ,calidad de vida y siempre que hayan pasado 2 años sin ningún ataque. 

La retirada debe realizarse lentamente, a lo largo de 2-3 meses.

La intervención psicológica puede ser utilizada conjuntamente con el AED, si este no realiza un control adecuado de la epilepsia, aunque no debe ser una alternativa a los AEDs..

Los ataques convulsivos que duran más de 5 minutos o que se repiten por tres ocasiones en 1 hora deben recibir tratamiento urgente y como primera elección se debe escoger el Diacepam rectal que es seguro y eficaz.



La Epilepsia - Sociedad Española de Neurología

http://youtu.be/GZddl7MO86I


Síntomas de la epilepsia

El síntoma epiléptico por excelencia, y aquel que define la enfermedad, es la crisis epiléptica, ya que es preciso que se presenten dos o más crisis espontáneas para que se diagnostique esta patología, debido a que se puede tener una crisis epiléptica aislada y ello no significa que se padezca epilepsia. 

Otros síntomas de la epilepsia, son mareos, dificultad para hablar, sensación de desconexión con el entorno, convulsiones, rigidez muscular, etc.

Por otra parte, se denomina síndrome epiléptico al conjunto de síntomas y signos que definen un proceso epiléptico por el tipo de crisis, su historia natural, que incluye una o varias causas reconocidas, la predisposición hereditaria, un determinado tipo de crisis y de anomalías en el EEG, la respuesta al tratamiento y el pronóstico.

Las manifestaciones clínicas de una crisis epiléptica se presentan de forma repentina y su duración es breve. 

Pueden ser motoras, sensitivas, vegetativas, psíquicas, con o sin disminución de la consciencia. Los síntomas dependen del área cerebral en la que se origina la descarga, y de su extensión o no al conjunto del cerebro. 

Una crisis epiléptica se considera un síntoma y, con carácter aislado, no demuestra la existencia de un síndrome o enfermedad epiléptica; de hecho, del 2 al 3 % de la población sufre una crisis epiléptica en algún momento de su vida.

La neurocirugía está indicada cuando la epilepsia es resistente a los AEDs.

La cirugía puede ser paliativa o curativa.

La cirugia paliativa se realiza en los casos de epilepsias catastróficas. 

La valoración de realizar una cirugía resectiva, que pueda ser curativa, debe realizarse antes del planteamiento de realizar tratamientos paliativos como la estimulación del nervio vago.

Esta valoración tiene dos fases: una no invasiva y una invasiva;

La valoracion no invasiva consiste en realizar estudios clínicas que no necesitan de una intervención quirúrgica. 

Estos estudios son: 

EEGbasal, un video monitoreo, una 

IRM de cerebro con características especiales, de acuerdo al tipo de epilepsia que estemos investigando. 

Pueden sumarse estudios de S.P.E.C.T. o de P.E.T. Siempre incluye además una valoración neurosicológica.

Los estudios de Fase 2, que necesitan de una cirugía son:

la colocación de electrodos  subdurales o estimulación cortical transoperatoria.

A esta fase se llega en los casos de difícil diagnóstico, o en los que no hay una lesión visible en las imágenes.

Hay que tomar en cuenta además, de que la cirugía de epilepsia no consiste en sacar una lesión, sino en delimitar una zona desde donde se originan las crisis convulsivas.

Es por esto que se necesitan de todos estos estudios, antes de decidirse por un tratamiento quirúrgico.

La estimulación del nervio vago es una alternativa en aquellos pacientes en los que no hay control completo de los ataques y donde la cirugía está contraindicada. Está indicada en crisis parciales (incluyendo las secundariamente generalizadas) y las crisis generalizadas.

En casos severos, una opción quirúrgica es realizar una escisión cerebral.

Esta operación consta de un corte en el cerebro que imposibilita que los hemisferios cerebrales se comuniquen.

Esta falta de comunicación genera que coexistan dos mentes en un cerebro, ya que puede haber información que es conocida por un hemisferio y desconocida por el otro, así como pueden haber conductas generada por un hemisferio y desconocidas por el otro.

A pesar de que esta operación genera una lesión cerebral que conlleva efectos colaterales indeseados, los pacientes logran controlar las crisis epilépticas lo que implica un gran avance a su calidad de vida.

La epilepsia si está controlada no es un problema en el embarzo, tiene gran importancia: el control de las crisis, prevención de golpes al feto, y el uso de medicamentos.

Los fármacos no se deben interrumpir aunque se aconseja que se utilice un único fármaco antiepileptico y que se use en la mínima dosis posible,

Las crisis epilépticas no conducen inevitablemente a una reducción de determinadas funciones cerebrales (por ej. la inteligencia), aunque sea un prejuicio muy extendido.

La necesidad de superar la enfermedad, rechazos en la escuela, en el trabajo y en diversos grupos sociales, por los prejuicios de sus semejantes debido al desconocimiento de la epilepsia, hacen que los pacientes tengan que sufrir a menudo cargas emocionales exageradas en comparación con la realidad de la enfermedad.

Por otro lado, en muchos países se limita el acceso a licencias de conducir, de pilotar o de manejar maquinaria, lo que a veces reduce la posibilidad de elegir un trabajo. Estas prohibiciones no suelen afectar a aquellos pacientes que puedan controlar sus crisis.

En caso de presenciar un ataque epiléptico, es importante tener las siguientes consideraciones:

No mover al paciente del sitio.

No meter nada en la boca.

Evitar si es posible que se golpee la cabeza.

Solo en casos puntuales es necesario ir a urgencias:

si es una mujer embarazada;

si existe un traumatismo importante;

si tiene varias crisis y entre una y otra no recupera la conciencia o si una crisis dura más de 5 minutos; ambos casos sería un estatus epiléptico, siendo muy peligroso.

En la fase tónica de una crisis no se respira debido a una contracción de todos los músculos del cuerpo.

El oxígeno que hay en el cuerpo va a los órganos vitales, por ese motivo los labios y orejas pueden presentar cianosis.

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