¿Por qué nunca me dices que me
quieres?
Según la Sociedad Española de
Neurología el 10% de la población padece alexitimia o la incapacidad para
expresar sentimientos y que está entre los trastornos y de los rasgos de la personalidad.
Durante los cuatro años que duró
la relación entre Marta y Álvaro él no le dijo ni una sola vez un “te quiero”
solemne.
Si ella apretaba, él acababa
admitiendo un “claro que te quiero mucho pero es que a mí no me sale decirlo”…
Acabaron rompiendo.
Años después, él hizo
psicoterapia abocado por un estado depresivo generalizado que no amainaba y Entre
los diagnósticos con los que distintos terapeutas le explicaron las causas de
su malestar, estaba la alexitimia.
Aunque Álvaro y Marta no
retomaron su relación, ambos sintieron alivio al conocer la causa de la
ausencia de palabras de su historia de amor.
La historia anterior no es una
historia de nombres reales pero sí es una historia real.
En torno al 10% de la población
es alexitímica y los distintos grados de afección de esta dolencia pueden
determinar la vida de quienes la padecen.
El primer psiquiatra que
describio la ALEXITIMIA en los años 70 fue el psiquiatra Peter Sifneos. Deesde
entonces, y tal y como señala la página alexitimia.org, se intentan determinar
las diferentes causas de este trastorno que limita la capacidad de identificar
y describir verbalmente las emociones y sentimientos.
La etiología de la alexitimia es
heterogénea y recoge desde la afectación primaria (rasgos hereditarios,
anormalidades genéticas, daños en las estructuras neurológicas vinculadas con
las emociones, traumatismos craneoencefálicos) hasta la secundaria (traumas,
depresiones, ciclotimia o desórdenes en el aprendizaje emocional).
Sus consecuencias empobrecen la
vida de quien la padece y de quienes se relacionan con ellos dado que, a pesar
de que estas personas sí tienen emociones, viven con el sufrimiento de no saber
identificarlas ni delimitarlas y presentan enormes dificultades para
involucrarse en relaciones interpersonales que, cuando se dan, suelen acabar en
desastre por la asimetría de sus manifestaciones afectivas.
Los alexitímicos “suelen tener
una imaginación limitada, una forma de pensar enfocada externamente, basándose
en los hechos y detalles y son a menudo descritas por los demás como frías y
distantes”. Otros síntomas más concretos son "la falta de disfrute y de
búsqueda del placer, postura y expresiones faciales rígidas".
Como es lógico, el tratamiento de
este trastorno dependerá del grado de desarrollo del mismo y, una vez
descubierto, lo adecuado es acudir a un experto que personalice el tratamiento.
Sin embargo, hay atajos indicados
para las tendencias alexitímicas y recientemente un artículo en la revista
Physcentral aportaba claves actitudinales para ayudar a las personas afectadas
en grados menores con un sencillo ejercicio de seis pasos que ha de practicarse
tantas veces al día como se pueda para “obligar al cerebro a llevar a cabo
actividades que son nuevas”.
1. El primer paso es identificar y nombrar. Sin
distracciones, se pide a la persona que, a solas, enfoque toda su atención
hacia su interior.
2. La pregunta que hay que
hacerse de manera constante es ¿qué estoy sintiendo en este momento?
3. En este punto, los
pensamientos se amontonarán para distraerle de su objetivo. De modo que hemos
de concentrarnos en volver a la pregunta ¿qué estoy sintiendo en este momento?
4. Tras los minutos iniciales de
concentración se hace necesario buscar las palabras para nombrar esos
sentimientos. Si no las encontramos, la clave es insistir e incluso, aseguran,
hacer el ejercicio con una lista de palabras al lado que pueda ayudarnos a
encontrar la más precisa.
5. Una persona alexitímica tendrá
muchas resistencias en esta parte del ejercicio. Dudará y pensará que es
incapaz de elegir la palabra correcta así que Physcentral recomienda ser
persistente y elegir al menos una.
6. El último paso busca averiguar
la causa de ese sentimiento y preguntarse ¿por qué siento “esto” en este
momento? O expresado de modo más minucioso, ¿qué temo, qué gano, qué pierdo
sintiéndome así?
Este ejercicio de autoayuda puede
parecer simple aunque, como se asegura en el artículo “no es fácil , porque las
personas alexitímicas tienen gran dificultad para sentarse con ellas mismas y
sintonizar con sus sentimientos”
.
A medida que esta reflexión se
entrena e incorpora a las rutinas de la vida cotidiana la capacidad para
expresar emociones “tiene una oportunidad para volver a los afectados de forma
natural”.
La ciencia lleva décadas
apuntando que la inteligencia emocional es más relevante para el éxito de la
vida que la inteligencia general. Y, poco a poco, se va consolidando entre los
profesionales, los padres y los educadores la necesidad de atender las
necesidades anímicas de los más pequeños como prevención para llegar a la edad
adulta sin abolladuras emocionales.
A este respecto, y con el ánimo
de prevenir los rasgos alexitímicos que no procedan de desórdenes neurológicos
diagnosticados, los expertos dan tres coordenadas a la hora de cuidar a los
chavales:
Prestar atención a la naturaleza
de cada pequeño, esforzarse por sentir empatía hacia sus sentimientos y
responder de manera competente a cada necesidad emocional, esto es, sin juzgar
al niño y ayudándole a nombrar cada emoción para dotarlo de las herramientas
con las que se manejará de mayor.
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