miércoles, 22 de noviembre de 2017

EL EJERCICIO MANTIENE LA SALUD CEREBRAL





El ejercicio aeróbico incrementa el tamaño de la región izquierda del hipocampo y mejora ciertas funciones cognitivas complejas, como la atención o la memoria a corto plazo porque la actividad física evita que ciertas zonas del cerebro mengüen con la edad

Desde hace décadas distintos equipos de investigadores han venido estudiando los efectos que tiene la actividad física en la salud mental.

Algunos estudios han demostrado que existe una relación muy clara entre la práctica de ejercicio y la disminucion del riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas, y que este hábito mejora ciertas funciones cognitivas complejas, como la atención o la memoria a corto plazo.

El hipocampo, que también juega un papel importante en la gestión de la memoria, es una de las estructuras cerebrales donde los efectos son más perceptibles. 

Diversos ensayos con ratones han demostrado que esta área aumenta de tamaño en aquellos que se mueven más. No obstante, hasta ahora no se ha podido demostrar si este efecto se da en humanos.

Pues bien, en un ensayo publicado en la revista NeuroImage, un grupo internacional de científicos coordinado por expertos de la Universidad de Sídney Occidental, y de la Universidad de Manchester, Reino Unido, sostiene que los ejercicios aeróbicos, como correr o andar en bicicleta, limitan el deterioro que se da de forma natural en el cerebro como consecuencia del paso del tiempo.

Algunos neurocientíficos calculan que, a partir de los 40 años, el tamaño de este órgano se reduce aproximadamente un 5% por década, por lo que este fenómeno podría contribuir a evitar la aparición de algunas dolencias.

Contención de daños

"Los datos que hemos obtenido demuestran que, en vez de incrementar el tamaño del hipocampo, este tipo de actividad física evita que ciertas zonas del cerebro mengüen con la edad. Podría decirse que el ejercicio funciona como una especie de programa de mantenimiento", indica Joseph Firth, el autor principal del trabajo, de la citada institución australiana.

Para determinarlo, Firth y sus colaboradores evaluaron los resultados de catorce ensayos clínicos en los que, durante meses, se examinó la actividad del cerebro de 737 personas.

Estas personas tenían entre 24 y 76 años y seguían un programa de ejercicios aeróbicos en condiciones controladas que incluía caminar, correr sobre una cinta o pedalear en bicicleta estática.

Entre los participantes había desde individuos sanos hasta otros aquejados de distintas dolencias mentales, como alzhéimer, esquizofrenia o depresión.

De este modo, los científicos observaron que aunque esta práctica no afectaba al volumen total del hipocampo, sí incrementaba el tamaño de su región izquierda.

"Cuando haces este tipo de deporte, se produce un compuesto denominado factor neurotrófico derivado del cerebro que puede ayudar a prevenir el deterioro neuronal", indica Firth.

En un comunicado, Firth afirma que la iniciativa que ha dirigido supone la prueba más determinante que se ha presentado hasta el momento sobre los beneficios para la salud mental que tiene el ejercicio.

Firth admite que es necesario llevar a cabo más investigaciones, pero destaca que sus primeras conclusiones apuntan a la importancia que puede tener en la prevención de la demencia.

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