EL EJERCICIO MANTIENE LA SALUD CEREBRAL
El ejercicio aeróbico incrementa
el tamaño de la región izquierda del hipocampo y mejora ciertas funciones
cognitivas complejas, como la atención o la memoria a corto plazo porque la
actividad física evita que ciertas zonas del cerebro mengüen con la edad
Desde hace décadas distintos
equipos de investigadores han venido estudiando los efectos que tiene la
actividad física en la salud mental.
Algunos estudios han demostrado
que existe una relación muy clara entre la práctica de ejercicio y la disminucion del riesgo de
sufrir enfermedades neurodegenerativas, y que este hábito mejora ciertas
funciones cognitivas complejas, como la atención o la memoria a corto plazo.
El hipocampo, que también juega
un papel importante en la gestión de la memoria, es una de las estructuras
cerebrales donde los efectos son más perceptibles.
Diversos ensayos con
ratones han demostrado que esta área aumenta de tamaño en aquellos que se
mueven más. No obstante, hasta ahora no se ha podido demostrar si este efecto se
da en humanos.
Pues bien, en un ensayo publicado
en la revista NeuroImage, un grupo internacional de científicos coordinado por
expertos de la Universidad de Sídney Occidental, y de la Universidad de Manchester, Reino Unido, sostiene que
los ejercicios aeróbicos, como correr o andar en bicicleta, limitan el
deterioro que se da de forma natural en el cerebro como consecuencia del paso
del tiempo.
Algunos neurocientíficos calculan
que, a partir de los 40 años, el tamaño de este órgano se reduce
aproximadamente un 5% por década, por lo que este fenómeno podría contribuir a
evitar la aparición de algunas dolencias.
Contención de daños
"Los datos que hemos
obtenido demuestran que, en vez de incrementar el tamaño del hipocampo, este
tipo de actividad física evita que ciertas zonas del cerebro mengüen con la
edad. Podría decirse que el ejercicio funciona como una especie de programa de
mantenimiento", indica Joseph Firth, el autor principal del trabajo, de la
citada institución australiana.
Para determinarlo, Firth y sus
colaboradores evaluaron los resultados de catorce ensayos clínicos en los que,
durante meses, se examinó la actividad del cerebro de 737 personas.
Estas personas tenían entre 24 y
76 años y seguían un programa de ejercicios aeróbicos en condiciones
controladas que incluía caminar, correr sobre una cinta o pedalear en bicicleta
estática.
Entre los participantes había
desde individuos sanos hasta otros aquejados de distintas dolencias mentales,
como alzhéimer, esquizofrenia o depresión.
De este modo, los científicos
observaron que aunque esta práctica no afectaba al volumen total del hipocampo,
sí incrementaba el tamaño de su región izquierda.
"Cuando haces este tipo de
deporte, se produce un compuesto denominado factor neurotrófico derivado del
cerebro que puede ayudar a prevenir el deterioro neuronal", indica Firth.
En un comunicado, Firth afirma que
la iniciativa que ha dirigido supone la prueba más determinante que se ha
presentado hasta el momento sobre los beneficios para la salud mental que tiene
el ejercicio.
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